(fotos del confinamiento)
“En 2020. ¿recuerdas todo lo que pasó en ese año?”
En algún tiempo recordaremos a 2020 de esta forma. ¿Quién va a olvidar la pandemia que comenzó en silencio desde el año anterior? Estuvimos confinados y por unos meses las calles permanecían vacías y las viviendas siempre ocupadas. Los negocios sufrieron, muchos quebraron, y las familias vivimos en un estrés que no conocíamos y que nos acompañó hasta mucho después de haber vuelto a salir con alguna normalidad.
Durante esos meses de confinamiento no había muchas más opciones que hacer fotos desde las ventanas. A mis vecinos, como en La ventana indiscreta de Alfred Hitchcock. A veces podía salir a dar una vuelta para tomar el sol y algunas fotos más salieron de esos paseos.
Este es un recuento muy personal de mi nueva forma de ver al vecindario. De identificar gente que no conocía, de imaginar que las familias ahora dejaban más abiertas sus cortinas y persianas como una forma de aliviar el encierro, de inventarnos historias de los vecinos. Al mismo tiempo abría mis cortinas para que alguien del vecindario me observara a mí.
Fueron pasando las semanas y, por diversos motivos, las fotos fueron siendo más esporádicas.
También era el momento en que se empezaba a reabrir la economía, a levantar las restricciones y a salir un poco más, llenos de temor hacia el que antes era un entorno tranquilo y amable. Ese día nosotros también éramos una amenaza posible y entre todos nos rechazábamos y apartábamos. El espacio personal se hizo aún más amplio y no soportábamos que nadie se acercara a menos de dos metros.
Fue la época en que dimos gracias, cada uno a su manera, al personal de salud. Frente a mi apartamento hay una clínica y vimos algunas muestras de agradecimiento que están en unas imágenes casi al final. Fue la época en que la salud pública mostró al público lo importante que es y lo olvidada que estaba y que siguió estando.
Pero la vida siguió incluso durante el confinamiento. Los residentes se iban y otros llegaban. Las últimas fotos fueron en realidad las últimas que hice en este proyecto, cuando el aislamiento era más voluntario que obligatorio, cuando todos estábamos ya desesperados por salir. Ese aviso de “se arrienda” me dijo: “aquí se cierra esto. No tiene más sentido buscar más fotos”.
En esos meses tuvimos chance de imaginarnos que la esperanza volvía en la forma de un arcoiris o un atardecer. Queremos seguir manteniendo la esperanza que la vida será mejor a partir de lo que vivimos en ese año horrible.
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